Dia 15/02/2018

Resucita Ruperta

Igual que hiciera el mítico programa 'Un dos tres. Responda otra vez', cuando premiaba a sus concursantes con un apartamento en Torrevieja (Alicante), parece que la moda de regalar apartamentos en primera línea de playa vuelve y lo hace de la mano del hostelero Mariano Sanz. Esta vez el restaurante Mariano, un establecimiento ubicado en Calamocha, Teruel, compite con el Gordo de Navidad en un sorteo cuyos premios están valorados en más de 500.000 euros, 100.000 más que un décimo agraciado con el primer premio de la Lotería.

El restaurante, a unos 70 kilómetros de Teruel, pone a la venta 100.000 boletos para tener la oportunidad de hacerse con una peculiar cesta compuesta por un piso frente al mar en Garrucha (Almería), dos coches (entre ellos un Tesla), varios lingotes de oro, un viaje valorado en 11.000 euros, o un conjunto de maletas de Louis Vuitton, entre otras recompensas. Todo dependerá del azar, pues el 'décimo' ganador debe coincidir con el Gordo de Navidad.

No se trata de la primera vez que el establecimiento realiza un concurso así, ayudándole a lograr mayor repercusión y atraer a más clientes. En declaraciones a 'El País', Mapi Sanz, encargada de la coordinación del evento destaca que “es una doble ilusión, una forma de vivir con más intensidad unas fechas tan importantes”. A su vez resalta que con esta cesta el restaurante “no hace negocio”, ya que ellos están obligados a abonar 200.000 euros a Hacienda, además del 40% de IRPF. “Esta no es la gallina de los huevos de oro”, afirma, aunque haya lingotes de ese metal en la rifa.

Cada participación cuesta 10 euros, la mitad que un décimo de lotería. La gente hace cola para comprarlos y, de momento, no se pueden adquirir por Internet.

Como si de la chistera de un mago se tratara, la mayor parte de los premios están dentro del establecimiento (ver vídeo aquí), salvo los lingotes de oro por razones obvias. Para introducir uno de los coches tuvieron que desmontar tanto las ruedas como las puertas del local e introducirlo verticalmente.

Sanz dice que vale la pena el esfuerzo y montar toda la infraestructura, pues “ver cómo la gente sale de aquí imaginando a quién le van a dar la tele o el piso, no tiene precio”.

Por supuesto, más de uno soñará con ese apartamento con vistas al mar y no con la tele o los jamones gran reserva. Sin embargo, para saber quién será el afortunado que se llevará el gran premio, habrá que esperar a que los niños del colegio San Ildefonso canten el Gordo de Navidad.

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